Tal vez mi objetivo sea averiguar
el ansiado APTO que la espera empezó la
mañana del 25 de Marzo 2012, que hasta ahora me tuvo atrapado, desesperado,
incómodo y a veces hasta obligado a volver a la Universidad cada viernes.
Puerta principal de la UNSAAC,
varios alumnos caminado, me acerco al centro de Idiomas, como no recordar de
estudiar Inglés, pero ya lo deje. Rumbo
al nuevo comedor central, no voy a
almorzar sino a averiguar el famoso APTO,
que lo hare en el tercer piso del comedor, ya que ahora está ahí las
oficinas de todo el trámite burocrático de la facultad, que la mayoría de las veces te hacen hora, no lo encuentran
tus documentos, te hacen esperar horas y horas y a veces ni te atienden.
Pero mejor me olvido de ese
problemón, mejor como no decir que los comensales disfrutan en el comedor
deteriorado, hacen una larga cola soportando el calor del día, es más divertido
que como la cola se desordena cuando los últimos corren cono una manada de
palomas rumbo al primera parte de la cola, como dicen los últimos serán los
primeros y se aprietan todos a la pared
de la viejo comedor que aún sigue funcionando.
Volviendo me animo a subir a la
biblioteca central, ni una silla disponible para ocupar, está lleno, todos los
sillones están repletas de alumnos,
mientras que en el antiguo aula de Donaciones, ese tal viejo canoso discursa
cosas interesantes, es el Rector, un Historiador que algún momento también
escuche sus clases en la Universidad, al parecer es mi recuerdo ya que fue el
primero que me tomo una evaluación en mi vida Universitaria, mejor dicho ese tío me bautizo en la U con un
examen, cuando todavía aún era inocente, y aquella mañana en clases de
Antropología General, cuando lo hice caer la cortina roja del aula 213, que me
llevaran a la dirección.
A veces me pregunto porque las bibliotecas
solo están repletas en épocas de exámenes, mientras que otros días cuando paso
por esos lugares, pues las bibliotecas y las salas de lectura reinan su
silencio y están vacías umm debe ser la costumbre.
Como no recordar esos tiempo
cuando cada tarde después de ir al comedor me dirigía a la biblioteca, a
veces me dormía, despertaba leía, hacia
resúmenes, y estudiaba, pues me pasaba la mayor hora del día en la Universidad,
siete de la mañana ingresando a la U, a las once o una de la tarde en el
comedor, y luego a la biblioteca, a veces todavía volver a clases y a veces
quedarme hasta tarde en la biblioteca y dirigirme a la casa a esa de las ocho
de la noche, pues son ciclos de la vida, ya pasaron y no creo que vuelvan.
Pero me acerco a la biblioteca
esta vez no a leer, sino pero para conectarme a Internet inalámbrica libre que
había en mis tiempos, pero compruebo que estos días ya no la hay, ni modo tengo
que abandonar ya que no hay ninguna línea disponible, mejor me ubico en Informática,
me conecto, reviso mi E-mail, Facebook, Twitter
y a la vez escribo esta nota que tal vez no lo publique hoy día sino
otro día.
Fecha: 16/07/12Jaime Huamá Pérez UNSAAC, PUCP