Naciste en tayankani, en una familia campesina, entre las alpacas, llamas en un corral hechos de piedra y terrones, en un
clima frio, a más de 4000 m.s.n.m.
perseguido por la angustia, tristeza, penas y sufrimientos, hoy estas en un pueblito que esta al norte de tu
comunidad, a una hora en bus. Andas desubicado por las calles del pequeño
pueblo, algunos días frecuentas estar en
la placita del pueblo inusitado y sigiloso,
en las oficinas donde los burócratas paran sentados en un escritorio,
mirando pantallas, haciendo ciertos encargos, u otras cosas más.
En días de fiestas te vi residir, al ladro de un cilindro verde petróleo que sirve de tacho de basura,
debajo de la torre , junto a la basura que rebalsa al único cilindro en una de
las esquinas de la plaza, acumulada por
la orgia en el pueblo, en medio de botellas rotas, plásticos de todo color,
descansas con los pies relajados, con la
nuca apoyada en el basural, algunos ratos se te nota que estas de hambre y
recoges con tu mano percudido algunos panes, que sujetas con la mano izquierda
en una bolsa amarilla, y tratas de mediar al hambre que te invade, y tratas de
calmar el rugido de tu estomago e intestinos
vacios que no encuentran ningún nutriente ni tipo de alimento. Ya cae la tarde
y te quedas dormido soportando el frio,
el viento que sopla al ambiente.
Una tarde de verano, el 06 de febrero, cuando llego a una tienda y entablo
conversaciones con la señora con faldas
cuadriculadas y que lleva puesto un sombrero negro, me sorprendes cuando con tu
pedido de una manzana roja y dulce
llamas la atención de la señora, te noto que estas alegre, instantáneamente abandonas
la tienda con pasos erguidos, hacia un destino incierto, mientras que
algunos campechanos, que circulan en esos espacios, murmuran que estás
loco, es loco, es loco, mencionan
repetidamente, pero no sabes lo que imagina ellos de ti, solo te preocupas a
llenar tu buche como los pollos que crían
en las granjas de Limatambo.
Cada mañana, cada tarde y cada vez que me doy un tour por las avenidas y la plaza del pueblo, la
mayoría de la veces te logro ver, caminas, inteligentemente, ingiriendo algún
trozo de comida, estas sucio, llevas unas botas negras rotas de caucho amarrado con una plástico
rosado, tu pantaloneta está llena de manchas negras, marrones, y muchos
colores que ni se denominarlas, más
arriba tienes puesto una chompa y casaca que cubren tu espalda virulenta, a veces sueltas algunos ruidos que no logran entender la
gente.
Mientras trato de entender la
vida infantil, amorosa y literaria,
penas y alegrías en la vida de Vargas llosa sentado en un escritorio de
cada día, me asustas cuando entras al
ambiente tocando tu lata de leche gloria o soy vida con un peine chaval recogido de algún lugar
por tus propias manos deteriorados, pero no dejo de recordar quién eres, te acercas a donde estoy, me hablas, pero no
puedo entenderte interrumpido por la música sublime que escucho en volumen
alto. Te vas y te diriges en contrario mío, te sientas y nuevamente
frotas regiamente el peine sobre la lata, produciendo un sonido raro, parecido a
un estruendo en las punas que asusta a los pastorcillos de la altura, un rato
te detienes, estas sentado te quedas
mirándome a mí.
Mejor te pregunto de dónde eres, me dices serenamente que eres de tayankani, mencionas que no
tienes mujer, hijos, pero tu hermano
vive en ccapana, y no quisieras tener
mujer, otra vez te pregunto si bailaste en la fiesta del pueblo, me confirmas que es
cierto, te digo si te gustaría conocer mujeres pero me dices que no, sigues sentado,
comiendo algunos trozos de pastel, algunas hojas de coca concentradas en una
bolsa de plástico transparente sujetas con tu mano izquierda, tu mano que
también se nota desde donde estoy, que no te lavas, y esta de color negro, las capas de tierra, polvo todavía forma una
capa en forma de cocos que al palpar
seguro sentiría algo extraño y tal vez sea áspero. La cara que llevas muestra cierta
conformidad, alegría, risas , carcajadas sonriente mostrando tu labios rojizos,
con los dientes amarillos te vas lentamente y abandonas el lugar.
Ahora que llovizna, moja la superficie, mientras escucho algunas
canciones en el mismo lugar donde me viste por última vez , donde estarás con
tus locuras, alegre o de pena, seguro que tu casaca aunque sucia estará ya
mojado y aun asi te protege siquiera del viento, pasaras frio, habrás vuelto a
digerir alguna bebida, ya te habrá dado hambre, ayyy achawi, no quisiera estar
en tu posición, tus cuerpo debe estar temblando como un temblor que sacude Ica y Pisco, y si todavía recuerda de tu filosofía tal vez esta noche te irás a
lima o Arequipa en avión, sueñas, sueñas, sueñas y sueñas infinitamente, pero
no sabes lo que día a día te espera, pobrecito que mala suerte que tienes que s
ahora solo te queda vivir la poca vida inciertamente, que la muerte seguro ya
te recordara y te llevara a su cobijo, para descanses en bien o mal, ya que estos
últimos días has desaparecido solo dejando algunos murmurios en la memoria de
la gente que llevan “un loco hay en el pueblo”, como la cerveza que se toma y se vota o como la piedra tirado en el
camino.
Jaime Huamá Pérez
C. P. Antropologia
UNSAAC, PUCP
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